En un tazón pequeño mezclar la leche junto con la levadura y la mitad del azúcar. Dejar reposar por 20 minutos para que la levadura se active.
En otro tazón grande, mezclar la harina con la sal y el resto del azúcar. Después agregar la mezcla de la levadura y la miel e incorporar todo con una cuchara de madera.
Llevar esta mezcla a la mesa de trabajo limpia y amasar por 20 minutos aproximadamente hasta obtener una masa muy suave y elástica (todo el proceso de amasado también se puede hacer en una batidora con el gancho amasador).
Formar una bola con la masa, untarla con un poco de aceite y colocarla en un bowl que cubriremos con papel film o una toalla de cocina. Dejar reposar la masa por 2 horas o hasta que doble su tamaño.
Una vez que la masa reposó, colocarla en una superficie enharinada y cortarla en 8 porciones iguales.
Hacer una bolita con cada porción de masa y después tomar cada una y hacerles un pequeño orificio en el medio introduciendo los dedos y girándolos un poco.
Colocar los bagels ya formados en una bandeja grande con papel mantequilla, taparlos con una toalla de cocina y dejarlos reposar por 1 hora.
Mientras, precalentar el horno a 200° C y en una olla mediana poner a hervir el agua con 1/2 cdita de sal y 1 cdita de bicarbonato.
Cocer los bagels en el agua hirviendo (de a pocos) un minuto por cada lado. Retirarlos del agua y colocarlos en el mismo molde con papel mantequilla. Dejar que reposen ahora por 10 minutos.
Una vez que pasó este tiempo, en un tazón pequeño batir el huevo y con una brocha barnizar por encima los bagels para después agregarles un poco de ajonjolí negro o un topping de tu preferencia.
Hornear los bagels a 200° C por 20 minutos o hasta que se doren un poco.