1/2taza + 2 cdas (140 gr)mantequilla sin sal muy fría y cortada en dados
1taza + 2 cdas (270 ml)buttermilk muy frío
Instructions
Precalentar el horno a 220° C. Colocar papel mantequilla en una bandeja de horno rectangular grande o se pueden hacer usando una sartén de hierro fundido.
En un tazón grande agregar la harina, polvo de hornear, sal, azúcar y mezclar muy bien todo con una cuchara.
Agregar la mantequilla fría e integrarla con las yemas de los dedos o con un tenedor hasta formar una masa arenada. Esto debe hacerse rápido para que la mantequilla mantenga su temperatura fría (este paso también puede realizarse en un procesador de alimentos).
Añadir poco a poco 1 taza del buttermilk (reservar el resto para barnizar los biscuits) ya que a veces no se necesita todo el líquido y mezclar con la misma cuchara o con las manos hasta obtener una masa pegajosa.
Colocar la masa en la mesada limpia y enharinada y amasarla un poco solo hasta que todo esté bien integrado. Estirarla con un rodillo hasta formar un rectángulo que tenga un grosor de 2 cm.
Doblar la masa a la mitad a lo ancho y volverla a estirar formando de nuevo un rectángulo de 2 cm de grosor. Realizar dos veces más el doblez y estirar la masa hasta formar un rectángulo de 2 cm de ancho. Los dobleces se realizan para crear capas en los biscuits.
Con un cortador circular cortar porciones de 6-7 cm de ancho aproximadamente y colocarlas en la bandeja de horno o en la sartén de hierro fundido. La masa que sobre se vuelve a juntar para hacer más biscuits tratando de no amasarla en exceso.
Barnizar los biscuits con el buttermilk que se había reservado y hornear a 220° C por 15-20 minutos o hasta que estén ligeramente dorados. Retirarlos del horno y servirlos calientes con más mantequilla, mermelada o como se prefieran.