Precalentar el horno a 160º C. Cubrir dos bandejas de horno grandes con papel de horno.
En un bowl grande, mezcla la avena, semillas de calabaza, quinoa, canela, jengibre, nuez moscada y sal y reservar.
En un bowl mediano, con una batidora eléctrica o globo de mano, batir las claras de huevo durante 1 minuto aproximadamente, hasta que las claras se vuelvan blancas y más esponjosas. Agregar el puré de calabaza, miel o sirope, aceite de coco, azúcar moreno y vainilla hasta que esté combinado. Agregar los ingredientes secos y mezclar con una espátula de goma hasta que toda la avena y quinoa estén cubiertas.
Repartir la granola entre las dos bandejas de horno y hornear cada una de 30 a 40 minutos a 160º F, removiendo cada 10 o 15 minutos para evitar que se queme.
Sacar del horno y dejar que la granola se enfrie durante 20 minutos, esto hará que se vuelva crujiente. Poner en un bowl, y agregar los arándanos deshidratados y combinar.
Almacenar en un recipiente con tapa por hasta 2 semanas. La granola perderá lo crujiente poco a poco por la calabaza.