Precalentar el horno a 220° C. Engrasar moldes especiales para magdalenas con suficiente mantequilla y un poco de harina.
En un bol mediano tamizar la harina con el polvo para hornera y la sal.
En un tazón grande, batir los huevos con los dos tipos de azúcar con una batidora eléctrica o globo de mano por 2-3 minutos hasta obtener una mezcla más clara y esponjosa y se pueda formar un 8 con el hilo de la mezcla sin que se rompa (a esto se le llama punto letra).
Agregar el extracto de vainilla con la ralladura del limón y batir por 1 minuto más. Añadir la mezcla de la harina y batir con una espátula de goma hasta que la mezcla esté sin grumos.
Por último, agregar la mantequilla derretida pero fría en forma de hilo y mezclar por unos segundos hasta que todo esté integrado.
Cubrir el tazón con papel film de cocina y refrigerar la mezcla durante 2 horas o de preferencia toda la noche para que tome mejor consistencia y sabor.
Una vez transcurrido este tiempo, vaciar la mezcla en los moldes y hornear a 220° C por 3 minutos, después apagar el horno por 8-10 minutos (para que las magdalenas formen esa cubierta esponjada que las caracteriza), volver a encender el horno a 160° C y hornea por 3-4 minutos más hasta que estén ligeramente doradas.
Retirar del horno y dejar enfriar las magdalenas dentro del molde por 5 minutos. Desmoldarlas con cuidado y listo.