En un tazón grande combinar la harina, el azúcar, la sal y la leche en polvo y mezclar con una cuchara de madera.
En otro tazón chico combinar el agua con la levadura hasta que se integre y agregarlo al tazón con la harina.
Mezclar y amasar hasta que se forme una masa homogénea y al final agregar la mantequilla hasta que se incorpore.
Pasar la masa a un molde limpio y enmantecado y cubrirlo con papel film y una toalla de cocina. Dejarla reposar a temperatura ambiente por 1 hora y 30 minutos. Después, llevarla al refrigerador por 1 hora mínimo o un máximo de 8 horas. Este punto es muy importante, mientras más dejemos a la masa reposar en el frío para que la levadura fermente, mejor sabor final obtendremos.
Mientras la masa está en el refrigerador, para hacer el empaste de la mantequilla, colocar los 250 gr entre dos trozos medianos de papel encerado o film y aplanarla con un rodillo hasta obtener un cuadrado de 18 cm de largo aproximadamente (foto 1). Llevar la mantequilla al refrigerador hasta que la masa esté lista.
Una vez que la masa estuvo en el frío, colocarla en una superficie limpia y enharinada y estirarla con un rodillo hasta obtener un cuadrado de 27 cm aproximadamente. Quitar con una brocha el exceso de harina y después colocar la mantequilla fría en el centro de manera que las esquinas de la misma vayan con las partes planas del cuadrado (foto 2).Doblar hacia adentro cada esquina de la masa para cubrir por completo la mantequilla y obtener de nuevo un cuadrado (foto 3 y 4).
Estirar la masa de nuevo hasta obtener un rectángulo grande de 20 cm de ancho por 60 cm de largo (foto 5). Es importante empezar a estirarla desde el centro hacia afuera y no trabajarla en exceso, ya que de lo contrario la mantequilla puede salirse. Ahora, es momento del primer doblez (de los 4 que haremos). Para esto colocar el rectángulo verticalmente, tomar el extremo superior y llevarlo hasta dos tercios de la masa (foto 6), luego tomar el extremo inferior de la masa y llevarlo hasta un tercio de la misma (foto 7), (hasta aquí llevamos dos capas de masa), después doblar la masa a la mitad para así obtener cuatro capas (foto 8 y 9). Colocar la masa en un molde rectangular con papel encerado, cubrirla bien con una toalla de cocina para que no se reseque y llevarla a refrigerar de nuevo; podemos dejarla un mínimo de una hora o hasta 8 horas.
Para el segundo doblez, que será solo de tres capas, colocar el rectángulo de masa verticalmente en la mesada limpia y enharinada y estirarla a lo largo y luego un poco a lo ancho hasta obtener de nuevo un rectángulo grande de 20 cm de ancho por 60 cm de largo (foto 10). Quitar el exceso de harina y doblar el extremo inferior de la masa hasta la mitad de la misma y luego el otro extremo encima, para así obtener tres capas (foto 11, 12 y 13). Colocar la masa otra vez en el molde rectangular con papel encerado, cubrirla bien con una toalla de cocina para que no se reseque y llevarla a refrigerar; podemos dejarla un mínimo de una hora o hasta 8 horas.
Para el tercer y cuarto doblez, repetir el paso anterior tal y como se indica.
Después del último doblez y una vez que la masa reposó lo necesario, colocarla en la mesada limpia y enharinada y cortarla a la mitad. De cada mitad se obtendrán 6 o 7 croissants, pero mientras trabajamos con una mitad la otra debe quedarse en el refrigerador.
Para hacer los croissants, estirar la mitad de la masa a lo largo y un poco a lo ancho hasta formar un rectángulo de 20 cm de ancho por 60 cm de largo (foto 14). Si se desea, se pueden cortar los extremos de la masa a lo ancho y largo para que las líneas queden más precisas y las capas puedan verse. Después, marcar un poco la masa a lo largo cada 8-10 cm y cortar, con un cuchillo bien filoso o un cortador de pizza, triángulos que tengan ésta medida como base (foto 15).
Para formar los croissants, hacer un pequeño corte (no más de 1 cm) en la base de cada triángulo y estirarlos ligeramente (foto 16). Envolver o enrollar cuidadosamente cada triángulo sobre sí mismo empezando por la base y terminando por la punta (foto 17). Después colocarlos en un molde para horno con papel encerado con la punta debajo para que no se deshagan, cerrando la medialuna (foto 18). Es importante colocarlos manteniendo un buen espacio entre cada uno, porque luego van a crecer mucho. Cubrir los croissants con papel film o una toalla de cocina y dejarlos reposar a temperatura ambiente por 3 horas o hasta que doblen su tamaño.
Repetir el paso anterior con la otra mitad de la masa para así obtener 12 croissants.
Precalentar el horno a 200° C. Para el barniz, en un tazón chico combinar el huevo y la crema y mezclar. Una vez que todos los croissants hayan reposado lo suficiente y doblado su tamaño, barnizarlos con la mezcla anterior para que tomen un color dorado al hornearse.
Hornear los croissants a 200° C por 7-10 min, después bajar la temperatura del horno a 190° C y hornear por 12 min más hasta que estén totalmente dorados y listos.
Una vez que estén listos, retirarlos del horno y dejarlos enfriar en un rejilla por unos 5 minutos. Ahora sí, puedes disfrutarlos como quieras!