Un buen cobbler de manzana es un básico en otoño. Cada año, desde mi punto de vista, hay que celebrar la temporada en la que se está, y usar los ingredientes que la naturaleza nos da. No hay nada mejor que usar las frutas y alimentos de temporada, que están en su punto, para hacer todo tipo de recetas, y en nuestro caso, recetas de postres, como nos gusta.
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Un cobbler es algo muy sencillo. Se trata de una base de fruta (pueden ser muchos tipos de frutas), con una capa de masa un poco líquida arriba. Esto se lleva al horno, y se obtiene un tipo de pastel o bizcocho con una capa muy generosa de fruta debajo. La fruta se carameliza y queda riquísima, untuosa y con mucho sabor. Y la capa de arriba queda crujiente por encima y muy esponjosa y suave en el centro. Además, queda siempre húmeda, por el contacto con la misma fruta.

Pues en otoño, lo que toca es usar ingredientes de otoño. Y a nosotras nos está encantando usar manzanas, zanahoria, calabaza, canela, clavo de olor, jengibre, sweet potato, entre muchos más. ¿Cuál es tu ingrediente favorito del otoño?

La verdad es que el otoño es una temporada muy acogedora, y llena de colores cálidos, y eso nos encanta. Y es que ¿a quien no?

Para esta receta, y como pasa con algunas otras recetas de postre nuestras que llevan manzana, te recomendamos usar manzanas verdes. En este caso, le da ese toque ácido a todo, que a nosotras tanto nos gusta. Nos encanta como queda este toque con lo dulce de todo el postre en conjunto.

Al final, la mejor parte es comerse el cobbler cuando sigue calientito, de haberlo sacado del horno, y acompañarlo con una bola de nieve o helado de vainilla. ¡Que cosa más rica de verdad!
Si te gusta esta receta, tienes que ir a ver nuestro cobbler de durazno. A mi me encanta el durazno, y en un cobbler es una locura.

Ingredients
Equipment
Method
- Precalentar el horno a 190° C. Pelar y quitar las semillas a las manzanas. Después cortarlas en rodajas y colocarlas en un molde para horno rectangular de paredes altas que mida 28 cm x 18 cm aproximadamente.
- En el mismo molde agregar el azúcar moreno, harina, extracto de vainilla, jugo de limón, canela y nuez moscada en polvo. Mezclar con una cuchara para que todos los ingredientes se integren y añadir encima los cubos de mantequilla. Reservar en el refrigerador hasta que se necesite.
- En un bol grande, mezclar la harina con el azúcar, sal, polvo para hornear, bicarbonato de sodio y mezclar muy bien todo con una cuchara.
- Agregar la mantequilla bien fría y amasar con un "pastry blender" o con las yemas de los dedos hasta que se forme una masa de consistencia arenosa y la mantequilla quede en trozos pequeños pero aún visibles. Es importante trabajar rápido para que la mantequilla mantenga su temperatura fría. Este paso también puede realizarse en un procesador de alimentos.
- Añadir el buttermilk frío y mezclar con la misma cuchara para que los ingredientes se integren pero sin mezclar en exceso. La masa se verá un poco grumosa y húmeda pero así debe ser.
- Usando una cuchara grande o una cuchara para helado, agregar de 8 a 10 cucharadas de masa en el molde por encima de las manzanas, tratando de que el relleno se siga viendo entre cada cucharada y las manzanas no queden totalmente cubiertas por la masa. Si es necesario se puede esparcir un poco la masa con una cuchara para que se vea más uniforme.
- Espolvorear la masa por encima con un poco de azúcar y hornear el cobbler a 190° C durante 50 minutos aproximadamente hasta que esté dorado. Una vez listo, retirar el cobbler del horno y dejar reposar por 10 minutos. Servir tibio acompañado de helado o crema batida si así se desea.
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